Acción contra el Hambre amplia su ayuda en Gaza, Cisjordania y Líbano para afrontar el próximo invierno y el masivo desplazamiento de familias
Tras un año de la guerra en Gaza, los principales desafíos son el acceso limitado para la entrega de ayuda y la falta de protección para el personal humanitario
- Acción contra el Hambre destaca dos grandes desafíos tras un año del comienzo de la guerra en Gaza: las dificultades de acceso para brindar ayuda y la falta de protección del personal humanitario para realizar su trabajo.
- Los principales retos a corto plazo son: la próxima llegada del invierno; la desnutrición en la Franja de Gaza y las dificultades de acceso para la asistencia a miles de familias desplazadas en la región.
- Durante este último año, Acción contra el Hambre ha continuado apoyando a los agricultores palestinos locales con insumos agrícolas y acceso al riego, con el objetivo de que las familias puedan permanecer en sus tierras y fortalecer sus medios de subsistencia.
Madrid, 3 de octubre de 2024. Tras un año del comienzo de la guerra en Gaza y la mayor escalada de violencia en años en la región, Acción contra el Hambre señala los grandes desafíos para las organizaciones humanitarias: las dificultades de acceso para brindar ayuda y la falta de protección del personal humanitario. Al mismo tiempo, destaca tres retos inmediatos para la respuesta humanitaria: la próxima llegada del invierno; el incremento de la desnutrición en la Franja de Gaza y la asistencia a miles de familias desplazadas en la región.
Los tres grandes retos de las organizaciones humanitarias ante la crisis
Jean Raphael Poitou, responsable de incidencia en Oriente Medio de Acción contra el Hambre comenta: “es necesario que se abran todos los pasos fronterizos terrestres para mercancías y personal, garantizando la circulación segura de todo el personal humanitario y sanitario y el suministro de servicios críticos como el agua, la electricidad, el combustible y la comida. La protección de todo el personal humanitario y sanitario es esencial para salvar vidas”, finaliza.
Natalia Anguera, responsable de operaciones de Acción contra el Hambre para Oriente Medio, sobre la dificultad de acceso, añade que, a pesar de las grandes dificultades, seguimos operando en la Franja de Gaza, Cisjordania y Líbano, distribuyendo alimentos frescos y secos, agua potable y kits de higiene, entre otras medidas.
“En Gaza”, apunta Natalia Anguera, “hemos aumentado nuestro personal, pasando de 60 a 130 trabajadores humanitarios desde el inicio del conflicto. Todo esto ha hecho posible que, desde octubre de 2023, hayamos ayudado a más de un millón de personas en Gaza y Cisjordania. En el Líbano, donde estamos presentes desde 2006, contamos con un equipo de 240 personas; en este país, desde octubre de 2023, hemos brindado apoyo a más de 160,000 personas mediante asistencia monetaria, actividades de nutrición y salud, ayuda alimentaria y servicios de agua, saneamiento e higiene”, puntualiza Natalia Anguera.
Jean Raphael añade: “El concepto de «zonas seguras» o «zonas humanitarias» en Gaza es nulo. A finales de julio, la ONU calculaba que el 86% de la Franja de Gaza estaba marcada como insegura por las fuerzas israelíes. Sólo 41 kilómetros cuadrados es lo que queda de la llamada «zona segura», con más de 2 millones de personas que no pueden acceder a niveles básicos de higiene, protección, alimentos y agua acordes con los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. Seguimos pidiendo un alto el fuego permanente para poder entregar la ayuda humanitaria que necesita toda la población de la Franja de Gaza y del Líbano y evitar más muertes civiles”.
Las tres grandes amenazas de la respuesta humanitaria
Junto con los grandes desafíos señalados, Natalia Anguera destaca los siguientes focos en los que está trabajando la organización: “además de todo lo que venimos haciendo, hay una nueva prioridad con la llegada del frío, especialmente en Gaza, donde hay miles y miles de personas que llevan un año desplazándose, mudándose varias veces, dejando atrás ropa y zapatos y con tiendas de campaña ya destruidas. Tememos un aumento de las enfermedades, porque es una zona costera, con mucha gente durmiendo en la playa con tormentas y lluvias torrenciales, o en zonas con basura donde se acumula el agua de lluvia”, comenta Natalia Anguera.
El colapso del sistema sanitario de Gaza, el acceso restringido a suficientes alimentos, agua potable y artículos de higiene, la destrucción de las tierras agrícolas y los mercados locales, la obstrucción de las carreteras y las malas condiciones de alojamiento han provocado la aparición de una grave afección que antes no existía en la Franja de Gaza: la desnutrición. "Hace un año, la imagen de un trabajador humanitario midiendo el perímetro braquial de un niño gazatí no existía porque no había desnutrición", explica Natalia Anguera, responsable de operaciones en Oriente Medio de Acción contra el Hambre.
La coordinadora de nutrición del equipo de emergencia de Acción contra el Hambre, Cristina Izquierdo, ha trabajado en Gaza varias veces en los últimos ocho meses. Nos cuenta: "Todos los niños y niñas de Gaza corren riesgo de desnutrición". Como respuesta, Acción contra el Hambre ha implementado programas tanto de prevención como de tratamiento nutricional para niños y mujeres embarazadas y lactantes, dos de las poblaciones más vulnerables de Gaza. "Damos una respuesta holística, abordando las causas subyacentes de la desnutrición", ha recalcado Izquierdo. "El acceso al agua es insuficiente y las condiciones higiénicas son horribles. Por eso trabajamos también en este ámbito y en el de la seguridad alimentaria", ha concluido.
En Líbano, el aumento de la tensión en la frontera con Israel ha desplazado a más de un millón de personas, según las autoridades libanesas. Antes de esta escalada, el número de desplazados internos ya había crecido un 1.800% debido a la violencia en la frontera.
Ante la crisis y la escalada regional, los equipos de Acción contra el Hambre están ampliando sus actividades, trabajando estrechamente con autoridades locales, la ONU y otras organizaciones para atender a las comunidades afectadas, incluidos los refugiados sirios del Líbano, que habían huido de un conflicto para encontrarse atrapados en medio de otro. Desde las primeras horas de la escalada del conflicto en Líbano, Acción contra el Hambre ha distribuido agua, alimentos, mantas y otros artículos de primera necesidad a las personas en situación de vulnerabilidad y se ha coordinado con las autoridades e instituciones para aumentar el apoyo en los refugios colectivos abiertos a la población.
Apoyo a los agricultores locales.
Además de mantener una respuesta de emergencia, "desde hace años [Acción contra el Hambre] trabaja con agricultores y ganaderos de la Franja de Gaza y Cisjordania. A pesar del conflicto, mantenemos nuestro objetivo: promover la resiliencia, para que la gente no tenga que abandonar la tierra en la que trabaja. Trabajamos para que la gente disponga de infraestructuras, tuberías y carreteras, para que puedan criar a sus animales", explica Natalia Anguera.
"La seguridad alimentaria tiene que ver con la dignidad y la autonomía. Se trata de no tener que depender de la ayuda exterior. En Gaza y Cisjordania, nos enfrentamos a la destrucción de los mercados locales, al aumento de la violencia por parte de los colonos, los agricultores han sido desplazados, las infraestructuras están cerradas, el combustible sigue siendo una limitación para el transporte... El 75% de las tierras de cultivo de Gaza están destruidas. Para Acción contra el Hambre es clave poder seguir apoyando a los agricultores", añade Anguera.
La respuesta humanitaria de Acción contra el Hambre.
En el último año, a pesar de la inseguridad y los bloqueos, más de 916.000 personas de la Franja de Gaza se han beneficiado de las actividades de Acción contra el Hambre en materia de agua, saneamiento e higiene, así como de la distribución de agua potable, kits de higiene y la instalación de aseos. Además, más de 175.000 personas se han beneficiado de las intervenciones de Acción contra el Hambre en materia de seguridad alimentaria y medios de subsistencia, y más de 47.000 personas, especialmente niños y madres, han tenido acceso a nuestro apoyo nutricional.
El uso del hambre como arma de guerra.
"En Gaza se está utilizando el hambre como arma de guerra", ha afirmado Jean-Raphäel. "Demuestra el fracaso de la comunidad internacional a la hora de obligar a respetar el derecho internacional humanitario”. "No podemos permitir que se sigan destruyendo infraestructuras civiles clave, que se bloquee la ayuda o que se destruyan tierras agrícolas. Esto es utilizar el hambre como arma de guerra. Es imperativo que se aplique el derecho internacional humanitario para proteger a los civiles, así como para garantizar que los rehenes regresan a casa y que se ponen en marcha y se respetan todos los mecanismos disponibles para proteger a los trabajadores humanitarios y de ayuda humanitaria", concluye.