Celia se define a sí misma como una joven “neorrural”. Una chica de ciudad que nació en Córdoba, estudió en Madrid y a sus 23 regresó al pueblo de su infancia, en Córdoba, con un proyecto de reutilización de aceite.
Vivir de forma sostenible el presente sin poner en peligro el futuro, una filosofía de vida que ha llevado a Gilberto, salvadoreño de 37 años, a emprender su proyecto Comunidad Organik.